
Guerau de Jorba
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Guerau de Jorba
Guerau de Jorba procedía de una familia poderosa en Cervera y en sus alrededores. Mientras que su hermano Guillem recibió Cervera y otras posesiones de la Segarra, Guerau empezó a construir su centro de poder en la Anoia, donde poseía los castillos de Jorba, de Montmaneu, de Veciana, de Tous, de Ódena y de Castellolí. Aunque esto le convertía en un hombre poderoso, Guerau no tenía suficiente. Hizo carrera en la corte de Barcelona y, de la mano del conde Ramon Berenguer IV, participó en la conquista de Tortosa y Lleida. Cuando aún no tenía 20 años, sus posesiones ya llegaban hasta el Segriá, pero había conseguido ser algo más: aparte de un hombre muy rico, fue consejero personal del conde de Barcelona. Muerto el conde y con el rey niño Alfonso, se abría un periodo de regencia que perjudicaba sus intereses. Guerau tenía que mover ficha, y lo hizo de forma notoria…
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El condado de Barcelona. La semilla de Cataluña
La perla de la herencia de Wifredo el Velloso era el condado de Barcelona. A excepción de momentos puntuales, el título acostumbraba a ir acompañado del condado de Osona, lo que implicaba el control de prácticamente toda la comarca actual de la Anoia. El casal de Barcelona era reconocido por los demás condados como el más importante, y lideró algunas acciones de guerra conjuntas. En ese momento nació el concepto de Principado de Cataluña. A pesar de ello, se produjeron conflictos internos entre los condes y la pequeña nobleza que fueron la raíz del feudalismo. Los cambios también se notaron en la política fronteriza: ¿qué era más rentable, cobrar impuestos a los territorios musulmanes vecinos o conquistarlos?
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[toggle title=»INTRODUCCIÓN»]
La herencia de Wifredo el Velloso
(siglos XI-XII)
En la época de Wifredo el Velloso, toda la comarca de la Anoia quedó incorporada a sus condados. No obstante, 100 años después todavía no era un territorio seguro. La débil frontera que separaba a los cristianos de los sarracenos a menudo era traspasada por las espadas. Y, los primeros en sufrirlo, los más vulnerables, eran siempre los colones.
A lo largo de la primera mitad del siglo XI, los herederos de Wifredo lucharon por conservar este territorio promoviendo repoblamientos, levantando fortificaciones y, cuando tenían la ocasión, saliendo al ataque. Pero todo cambió a mediados del siglo XI. El aumento del poder de los condes y la división del califato de Córdoba en taifas no propició un avance de la frontera, sino un estancamiento, ya que los condes preferían cobrar tasas a las taifas andalusíes y expandirse hacia Occitania. En el siglo XII, los condados catalanes ya eran maduros y fuertes, y optaron por derrumbar la frontera que se habían autoimpuesto en el sur.
Durante aquellos 150 años, se movieron por la comarca de la Anoia grandes personajes: nobles, obispos, guerreros y diplomáticos. Todos ellos dejaron huella y todos protagonizaron luchas memorables.
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