
Ramon Folc I
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Ramon Folc I
Hijo del vizconde Folc I y sobrino del vizconde Eribau I, Ramon Folc I los sucedió después de la muerte de ambos con poco tiempo de diferencia. Como aún era un niño, mientras su madre se encargaba de gestionar las propiedades de la familia, Arnau Mir de Tost, el señor de la guerra por excelencia, le hizo de tutor.
Con la mayoría de edad, Ramon aprovechó las turbulencias del condado de Barcelona para sacar poder al mismo tiempo que acumulaba castillos en la frontera de la Anoia. En sus años de madurez, le rondaba la necesidad de hacer cambios en la tradición de los Cardona de pasar la herencia de hermano a hermano. Había que adaptarse a los nuevos tiempos y tener herederos jóvenes, como lo había sido él, pero su hijo estaba cautivo. La solución se le reveló mirando hacia las aguas del río Anoia…
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El vizcondado de Cardona. Los señores de la sal
El avance del condado de Osona hacia el sur, en época de Wifredo el Velloso, llegó hasta las actuales comarcas del Bages y de la Anoia. Los condes nombraron vizcondes de Osona a unos delegados suyos. A finales del siglo X, el vizconde Ermemir II se instaló en Cardona, y su sobrino y sucesor, Eribau, se hizo nombrar vizconde de Cardona, no en balde, ya que era un lugar seguro y controlaba unas minas de sal riquísimas. Los Cardona acumularon un gran patrimonio, pero su poder iba más allá de sus territorios: algunos miembros de la familia fueron nombrados obispos de Vic, de Urgell y de Barcelona. Solo había un peligro que les quitara el sueño: no poder perpetuar su linaje. Y ese siglo XI les deparaba un trance importante…
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[toggle title=»INTRODUCCIÓN»]
La herencia de Wifredo el Velloso
(siglos XI-XII)
En la época de Wifredo el Velloso, toda la comarca de la Anoia quedó incorporada a sus condados. No obstante, 100 años después todavía no era un territorio seguro. La débil frontera que separaba a los cristianos de los sarracenos a menudo era traspasada por las espadas. Y, los primeros en sufrirlo, los más vulnerables, eran siempre los colones.
A lo largo de la primera mitad del siglo XI, los herederos de Wifredo lucharon por conservar este territorio promoviendo repoblamientos, levantando fortificaciones y, cuando tenían la ocasión, saliendo al ataque. Pero todo cambió a mediados del siglo XI. El aumento del poder de los condes y la división del califato de Córdoba en taifas no propició un avance de la frontera, sino un estancamiento, ya que los condes preferían cobrar tasas a las taifas andalusíes y expandirse hacia Occitania. En el siglo XII, los condados catalanes ya eran maduros y fuertes, y optaron por derrumbar la frontera que se habían autoimpuesto en el sur.
Durante aquellos 150 años, se movieron por la comarca de la Anoia grandes personajes: nobles, obispos, guerreros y diplomáticos. Todos ellos dejaron huella y todos protagonizaron luchas memorables.
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