
Guillem de Castellolí
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Señor de Castellolí durante la segunda mitad del siglo XIII, Guillem vivió el cambio hacia los Cardona en la política del rey. Junto con el vizconde Ramon Folc V de Cardona, se negó a acompañar a Jaime I a luchar en Granada a favor de su yerno, Alfonso X de Castilla. Las represalias fueron contundentes: Guillem perdió su castillo; Ramon Folc, la vida. Con la muerte de Jaime I y el ascenso de su hijo Pedro el Grande, todo regresó a su sitio. Guillem recuperó el castillo y se convirtió en el hombre de confianza de Ramon Folc VI de Cardona.
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Los Cardona: unos reyes sin corona
Los Cardona sustentaban su poder en los títulos, pero también en la posesión de las minas de sal. La expansión de su poder hacia la Anoia era un hecho natural y, además, allí tenían lazos familiares: desde el siglo XI estaban emparentados con los Claramunt y, a finales del siglo XII, emparentaron con la familia Jorba. De estos últimos heredaron los castillos de Ódena y Castellolí. Durante el siglo XIII, los castellanos de Ódena y Castellolí fueron los peones de los Cardona en la Anoia contra los intereses del rey, de los Claramunt y de la Iglesia. Los Cardona se quedaron al margen de las grandes conquistas de la época e incluso los acabaron derrotando en Cardona. Al señor de Ódena, su posicionamiento le valió una excomunión, la pérdida de sus derechos sobre Igualada y sobre el castillo de Ódena, y un final desastroso.
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[toggle title=»INTRODUCCIÓN»]
A la sombra del rey Jaime I
De las luchas internas a la conquista de nuevos territorios
El siglo XIII fue determinante para los castillos de la Anoia y sus habitantes: pasó de ser una tierra de frontera a ser la cuna de los conquistadores y los colonizadores de los reinos sometidos por Jaime I. La baja nobleza de la Anoia era castellana (guardiana) de los castillos, pero no era propietaria. La expansión supuso para ellos una forma de enriquecimiento y gloria militar. Por otro lado, el rey Jaime, cuestionado en su juventud por los nobles (entre los que también se encontraban los habitantes de la Anoia), conseguirá convertirse en la figura central de esa época gracias a su lideraje en la conquista.
La actual comarca de la Anoia se convirtió en el tablero de una partida de ajedrez a cuatro bandos. Los Claramunt señoreaban el centro y el sur de la comarca, los Cardona ya se habían apoderado de Ódena y Castellolí, el rey tenía posesiones en Piera y Cabrera, y la Iglesia velaba por sus intereses en la villa de Igualada y el extremo sur del actual término de Piera. Estos cuatro poderes mantuvieron relaciones constantes, y no faltaron los pactos, las traiciones, los crímenes y los gestos de audacia.
La partida para hacerse con la Anoia pasó por numerosos intercambios de poder y fue clave para el futuro del país. ¿Cómo consiguió Jaime I superar las revueltas de los nobles? ¿Como consiguió el abad de Sant Cugat blindar Igualada ante el asedio de los señores de su entorno? Si queréis resolver estas y otras preguntas, adentraos en la constelación de historias entrecruzadas del siglo XIII en la Anoia.
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