
Berenguer Arnau II de Cervelló y de Queralt
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Berenguer Arnau II de Cervelló i de Queralt
Del mismo modo que su abuelo Guillem de Cervelló había forjado su carrera siendo el hombre de confianza del infante Pedro, Berenguer Arnau prosperó sirviendo en la corte del infante Martín.
Lo acompañó en la expedición en ayuda de Castilla en la guerra contra Portugal, en la defensa de Cataluña contra las tropas de Armañac y en la expedición a Sicilia, donde cayó prisionero. Volvió a Cataluña con Martín convertido en rey.
Participó en duelos y en los bandos del Reino de Valencia, y recibió del rey cargos en el Valle de Arán. No obstante, la misión que más le satisfizo fue la expedición a Cerdeña de 1409. Allí su apellido era mítico, pero los tiempos habían cambiado y ahora se imponía el apellido Montbui.
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Los Cervelló: de la Llacuna a Cerdeña
Hombres de confianza de la Corona, los Cervelló ejercieron con eficacia las funciones militares que se les asignó. Entre ellas, destacaron en la dominación militar y en el gobierno de Cerdeña. Este servicio del lado de la monarquía les permitió ser señores de sus castillos, que agruparon en la baronía de la Llacuna. No obstante, el suyo no fue un camino de rosas, sino que estuvo marcado por la violencia.
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Al servicio de Pedro el Ceremonioso(siglo XIV)
El siglo XIII había supuesto el estallido del poder catalán en el Mediterráneo: Jaime I había incorporado a la Corona los reinos de Mallorca y Valencia, su hijo Pedro II había añadido Sicilia, y su nieto Jaime II, Cerdeña. No obstante, los hijos de los monarcas se habían ido repartiendo los reinos, lo que incluso había provocado enfrentamientos entre ellos.
Resolver este problema fue el principal objetivo de Pedro III el Ceremonioso en el siglo XIV. Durante los más de 50 años de reinado, centró sus esfuerzos en reunificar todas las posesiones de la familia. Cuando murió, Pedro III era rey de Aragón, de Mallorca, de Valencia, de Cerdeña y de Córcega, conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña, y duque de Atenas y de Neopatria. Para lograrlo, Pedro tuvo que enfrentarse con Castilla y Génova.
La actual comarca de la Anoia se quedó al margen de la mayoría de los escenarios de batalla de la época. Esto, que era una bendición para la población civil, suponía un quebradero de cabeza para la nobleza militar, ya que los nobles no tenían suficiente con las riendas que les daban los castillos, sino que necesitaban participar de las ganancias de la guerra. Por este motivo, tuvieron que enrolarse al servicio de la Corona para optar a cargos públicos en el Principado o en las nuevas posesiones. Así pues, en el siglo XIV, los nobles de la Anoia estaban repartidos por Mallorca, Cerdeña i Sicilia. Pero, ¿es realmente cierto que sus luchas por el poder no llegaron hasta la Anoia?
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