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El siglo XIII había supuesto el estallido del poder catalán en el Mediterráneo: Jaime I había incorporado a la Corona los reinos de Mallorca y Valencia, su hijo Pedro II había añadido Sicilia, y su nieto Jaime II, Cerdeña. No obstante, los hijos de los monarcas se habían ido repartiendo los reinos, lo que incluso había provocado enfrentamientos entre ellos.

Resolver este problema fue el principal objetivo de Pedro III el Ceremonioso en el siglo XIV. Durante los más de 50 años de reinado, centró sus esfuerzos en reunificar todas las posesiones de la familia. Cuando murió, Pedro III era rey de Aragón, de Mallorca, de Valencia, de Cerdeña y de Córcega, conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña, y duque de Atenas y de Neopatria. Para lograrlo, Pedro tuvo que enfrentarse con Castilla y Génova.

La actual comarca de la Anoia se quedó al margen de la mayoría de los escenarios de batalla de la época. Esto, que era una bendición para la población civil, suponía un quebradero de cabeza para la nobleza militar, ya que los nobles no tenían suficiente con las riendas que les daban los castillos, sino que necesitaban participar de las ganancias de la guerra. Por este motivo, tuvieron que enrolarse al servicio de la Corona para optar a cargos públicos en el Principado o en las nuevas posesiones. Así pues, en el siglo XIV, los nobles de la Anoia estaban repartidos por Mallorca, Cerdeña y Sicilia. Pero, ¿es realmente cierto que sus luchas por el poder no llegaron hasta la Anoia?

Família

En 1318, el obispado de Vic cedió a la Corona los castillos de Ocelló, de Espelt, de Montbui, de Ódena y de Tous. Los monarcas acababan de ver como sus aliados en el territorio, los Claramunt, habían perdido sus dominios en favor de los Cardona. Puesto que necesitaban un nuevo contrapoder en el territorio, apostaron por los Tous, a los que ayudaron dándoles cargos importantes (vegueros de Barcelona, gobernadores de Mallorca) y concediéndoles privilegios económicos. El enriquecimiento de la familia les permitió comprar, después de 300 años como castellanos, todos los derechos sobre el término de Tous. Pero lo que rápido sube, acostumbra a bajar rápido…

Ramon Guillem de Tous

Nacido a finales del siglo XIII, Ramon Guillem era un hijo segundogénito del casal de Tous. Los nobles que no heredaban los títulos de la familia solo podían aspirar a concertar un buen matrimonio o a ganarse la vida con la espada. Este último fue el camino que escogió Ramon Guillem, que viajó a Sicilia para hacer de mercenario del rey Federico II. Acabada la guerra, siguió a Roger de Flor cuando fundó la Gran Compañía Catalana y viajó a Bizancio para defender al emperador Andrónico. Envuelto en mil batallas contra los otomanos, Guillem Ramon estuvo presente en la cena en la que los bizantinos mataron a traición a Roger de Flor y a su séquito. Solo salvaron la vida tres de sus acompañantes, entre ellos Ramon Guillem de Tous. Su historial heroico acababa de empezar…

Desenlace en Igualada

Beatriu de Tous

Beatriu de Vilanova procedía de una familia valenciana. Su matrimonio con Bernat VII de Tous reforzaba las posiciones de las dos familias. No obstante, en 1409 su marido partió hacia Cerdeña para participar en la enésima batalla en la isla, que tuvo lugar en Sanluri. Murió poco después, casi al mismo tiempo que Martín el Joven, hijo de Martín el Humano. Beatriu quedó viuda, con dos hijos pequeños y con un montón de deudas, pero estaba dispuesta a todo para salir de esa situación, incluso acudir al rey Martín. ¿De dónde provenían esas deudas? ¿Consiguió Beatriu proteger la herencia de los Tous?

Desenlace en el castillo de Tous

Els Cardona

En el siglo XIV, los Cardona empezaron a quedarse con todos los dominios de los Claramunt y, poco después, consiguieron gran parte de las posesiones que había tenido el obispado de Vic en la zona. Con esto habían rodeado la ciudad real de Igualada, pero les faltaba una pieza por conseguir: el señorío de Tous. Para velar por sus intereses en la zona, los Cardona se valieron de dos familias: los Montbui y los Ocelló. Los Montbui consiguieron restar espacios de poder en la ciudad de Igualada y compitieron con los Tous en la obtención de cargos públicos. Los Ocelló se enfrentaron con los Castellolí, habituales aliados de los Tous. ¿Consiguieron los Cardona y sus vasallos frenar el ascenso de los Tous y de la ciudad de Igualada?

Joan I de Montbui

Fue un vasallo fiel de Hug II de Cardona, pero actuó con prudencia para ganarse la confianza de la monarquía. De esta forma, participó en la campaña enviada por Pere III a Cerdeña para sofocar la revuelta de los Arborea.

El año 1375 supuso un punto de inflexión en su vida: el rey Pedro III nombró a Hug II conde de Cardona y lo hizo consejero real. Desde esta posición, Hug intervino para que se reconociera el dominio de Joan I de Montbui sobre las aguas del río Anoia y sobre el molino del monasterio, lo que le proporcionaba una posición importante en Igualada. También incrementó sus posesiones en la comarca y en las cercanías. Cuando Juan I el Cazador, hijo de Pedro III, fue coronado rey, mantuvo a Hug II de Cardona como consejero. Fue entonces cuando la vida de Joan de Montbui hizo un salto cualitativo: volvió a Cerdeña como gobernador de la isla y como señor del castillo de Cáller. A su lado se encontraba su hermano Francesc, que le hacía de lugarteniente. Más tarde recibiría cargos en Fraga, pero los Montbui ya habían fijado su trama de poder en Cerdeña. ¿Con qué consecuencias?

Desenlace en el castillo de Montbui

Pere d’Ocelló

Nació a finales del siglo XIII en el pequeño castillo de Ocelló, propiedad del obispado de Vic. Como hijo segundogénito de un castellano menor, no podía aspirar a llegar muy lejos, pero sus perspectivas vitales cambiaron cuando Ramon Guillem de Tous, también segundogénito y vasallo de Vic, le dijo que quería ir a combatir a Sicilia. Pere no lo dudó y, siendo aún un chiquillo, se embarcó hacia Sicilia, desde donde siguió los mismos pasos que Ramon Guillem y se fue a combatir con la Gran Compañía Catalana en Bisancio.

A pesar de perder un brazo en la batalla, no abandonó a la Compañía hasta que se tomó Atenas. Entonces pasó mil penurias mientras deshacía el camino de vuelta a su casa, donde encontró a los Ocelló haciendo de vasallos de los Cardona. Los Tous, a los que apreciaba por su compañero de aventuras, ahora eran los enemigos de su familia. Rechazado por los suyos y sin ningún derecho a heredar, se fue a vivir a Igualada. ¿Cómo rehizo su vida? ¿Qué historias podía explicar y cuáles le quedaban por vivir a Pere de Ocelló?

Desenlace en Igualada

familia

En el siglo XIV, la familia Queralt ya no vivía en el castillo que les daba nombre. Se habían trasladado a la villa de Santa Coloma de Queralt, una ciudad rica y activa, especialmente gracias a su comunidad judía. A diferencia de otros lugares, los barones de Queralt tenían jurisdicción directa sobre los judíos de Santa Coloma, lo que les proporcionaba un poder estable. Esta base hacía que los Queralt estuvieran especialmente interesados en proteger y ampliar su territorio, al mismo tiempo que no descuidaban sus relaciones con la monarquía ni su participación en la política internacional.

Dalmau I de Queralt y Rocabertí

Durante la guerra contra Castilla, Pedro el Ceremonioso designó a Dalmau jefe de las fuerzas fronterizas. A raíz de su buena intervención en ese combate, también participó en la defensa de Cataluña durante la invasión del infante de Mallorca. Hombre de confianza del rey Pedro, acompañó a la infanta Leonor a Castilla para casarse con el rey (de cuyo matrimonio nacería Fernando de Antequera). Posteriormente, Dalmau fue consejero y camarlengo del rey, y también consejero del infante Juan. Este último le vendió varias señorías, pero al final resultó que no eran suyas, sino de su mujer Violante de Bar. ¿Cómo se resolvió el litigio?

Desenlace en el castillo de Argençola

Pere VI de Queralt y de Pinós

A principios del reinado de Juan I, un grupo de nobles se revelaron en su contra porque estaban descontentos con los consejeros que tenía. Pere VI de Queralt era uno de estos nobles, que resolvieron el conflicto con la destitución de los consejeros. Con una extensa biblioteca y una obra propia como poeta, Pere no era el arquetipo de noble militar. A pesar de ello, acompañó al infante Martín (futuro Martín el Humano) en su expedición a Sicilia. Hizo de embajador en Roma ante el emperador y ante el rey de Nápoles, y con Martín como rey colaboró en la organización de la cruzada contra Tunicia. No obstante, el reto más grande lo tuvo dentro de sus dominios.

Desenlace en el castillo de Queralt

Família

Hombres de confianza de la Corona, los Cervelló ejercieron con eficacia las funciones militares que se les asignó. Entre ellas, destacaron en la dominación militar y en el gobierno de Cerdeña. Este servicio del lado de la monarquía les permitió ser señores de sus castillos, que agruparon en la baronía de la Llacuna. No obstante, el suyo no fue un camino de rosas, sino que estuvo marcado por la violencia.

Guillem de Cervelló y de Banyeres

De joven acompañó a su padre en la conquista de Cerdeña, donde su padre perdería la vida. Guillem se distinguió por varias acciones en batalla y actuó como testigo en el Tratado de Paz con Pisa. Con esta carta de presentación fue nombrado gobernador de Cerdeña, pero le sustituyeron rápidamente por Bernat de Boixadors. A Guillem de Cervelló le estaban reservados encargos más comprometidos: hacer de lugarteniente del infante Pedro (futuro Pedro III) en la procuración de Cataluña, capitanear la armada catalana contra los genoveses, acudir a Urgell para resistir a la invasión del conde de Foix y desarrollar varias funciones en el reino de Valencia.

En ese momento se le concedió el pleno señorío de sus castillos y privilegios para la Llacuna, pero el rey Pedro sabía que le tenía que devolver el cargo de gobernador de Cerdeña, y así lo hizo. Pero, ¿cómo le fue a Guillem el regreso a Cerdeña?

Desenlace en el castillo de Vilademàger

Berenguer Arnau II de Cervelló y de Queralt

Del mismo modo que su abuelo Guillem de Cervelló había forjado su carrera siendo el hombre de confianza del infante Pedro, Berenguer Arnau prosperó sirviendo en la corte del infante Martín.

Lo acompañó en la expedición en ayuda de Castilla en la guerra contra Portugal, en la defensa de Cataluña contra las tropas de Armañac y en la expedición a Sicilia, donde cayó prisionero. Volvió a Cataluña con Martín convertido en rey.

Participó en duelos y en los bandos del Reino de Valencia, y recibió del rey cargos en el Valle de Arán. No obstante, la misión que más le satisfizo fue la expedición a Cerdeña de 1409. Allí su apellido era mítico, pero los tiempos habían cambiado y ahora se imponía el apellido Montbui.

Desenlace en el castillo de Miralles

Família

La ciudad de Igualada ya hacía tiempo que volaba sola y sus ciudadanos se organizaban a imagen de las instituciones del Principado. Había otros territorios que quedaban fuera de la jurisdicción de los señores de la zona: Contrast (propiedad del priorato de Montserrat) y Roqueta (en manos de Santes Creus). A pesar de no representar unos núcleos destacados, tenían su papel en el territorio.

Pere Miró

Pertenecía a una de las familias más ricas de Igualada y no se privaba de ostentarlo. A pesar de haber mostrado desinterés para ocupar cargos en las instituciones, el monasterio de Sant Cugat lo nombró alcalde de la ciudad. No fue muy eficiente en sus funciones, pero en 1406 se produjo un conflicto que no pudo eludir.

Desenlace en el castillo de Orpí

Ramon de Vilaragut

Su padre, Guillem de Vilaragut, había luchado en Sicilia contra el rey Federico II. A pesar de ello, no le pudo transmitir muchas historias de batallas, ya que murió cuando Ramon era pequeño. Lo encomendaron a la vida monástica; primero en Ripoll y después en Santa Maria de Montserrat, donde llegó a ser prior. Allí hizo levantar el palacio Prioral de Monistrol como su residencia. Dentro de sus atribuciones se encontraba la visita y la organización de las posesiones del priorato, como Contrast. Nunca habría podido predecir lo que le allí le sucedería.

Desenlace en la Torre de Contrast

Guillem de Ferrera

Coincidiendo con la época de la peste negra, se produjo un cambio de abad en el monasterio de Santes Creus. El sucesor del abad Miró fue Guillem de Ferrera, que no fue elegido por la comunidad monacal, sino impuesto por nombramiento papal a sugerencia del rey.

No obstante, Guillem se enemistó con el rey debido a los proyectos de fortificación del monasterio que Pedro tenía y por la venta de unos derechos señoriales a los Cervelló. ¿Qué medidas tomó Pedro para quitarle poder a Guillem?

Desenlace en el castillo de la Roqueta